Nadie parece comprender que
cuando el migrante huye lo hace de la guerra y/o de la pobreza, sin embargo,
son muchos los peligros que enfrentan a lo largo del camino, ya sea la
explotación, el abuso o la muerte… Miles de migrantes fallecen a la hora de cruzar
mares y desiertos –tal es la desesperación por alcanzar algo mejor–. Un tercio
de los muertos eran menores. Y en muchas ocasiones el cuerpo o no es encontrado
o, dado su estado, es imposible dilucidar de quién se trata. Tal es el riesgo,
tal es el olvido. Por eso es tan importante tenderles la mano. Son doblemente
víctimas, debido a que si ya de por sí la huida de sus países de orígen es
comprensible luego suelen ser presa del abuso sexual o del sexo por la fuerza.
No es la primera vez que niñas llegan a Italia embarazadas fruto de la
violación.
Fuente: Pulsa aquí.
Es cuando el migrante alcanza su
destino cuando la figura del Educador Social encuentra su razón de ser, al
menos en esta contingencia. Existen tres fases: la de acogida, la de tutela y
la de mayor autonomía para el individuo en cuestión cuyo objetivo no debe ser
otro que valerse por sí mismo; hablamos de integración o inserción. Y ello no
debe implicar en ningún momento sumisión al país de origen sino, todo lo
contrario, conservar la identidad, lo que nos parece muy importante porque
buscamos el enriquecimiento de la sociedad, el intercambio cultural, también la
adaptación pero sin renuncia a lo que nos distingue, a la esencia porque el
migrante debe ser el protagonista, el actor, en la evolución que el Educador
Social ayudará a que se produzca, evitando casos de sobreprotección o
victimización.
Fuente: Pulsa aquí.
Cuando hablábamos de lo anterior
nos referíamos precisamente a que lo que se pretende con integración es una
relación estable entre adaptación y conservación de la propia identidad. La
integración, por desgracia, no solo depende del éxito por parte del migrante en
la carrera de fondo que debe afrontar sino también de la propia sociedad que lo
rodea que debe ir entendiendo que la convivencia con otras culturas no solo es
posible, también es positiva, alimentando valores como solidaridad, en primer
lugar, y tolerancia más adelante. En definitiva, el migrante no solo enfrenta
peligros inimaginables hasta llegar al país de acogida, también la necesidad de
integrarse en una sociedad que no se lo va a poner fácil porque si aquél debe
lograr la inserción, la sociedad actual también tiene que lograr incrementar
valores como la tolerancia y el respeto a las diferentes culturas, y reconocer
la valía de los mismos.
Buenas Pablo!! como verás esta semana me ha tocado el rol de comentarista y me he topado con tu entrada semanal que, personalmente no me ha podido gustar más. Pues a parte de tratarse de mi colectivo favorito, los inmigrantes, pienso al igual que tu que aquí tenemos mucho trabajo por delante ya se con los inmigrantes o con la sensibilzación de la población que no en todas las ocasiones les da la mano.
ResponderEliminarGracias por compartir esta entrada con nosotros y ayudar a la visibilización de este gran problema y pido para aquellos lectores de tu blog que por favor se conciencies de que entre todos, con muy poco podemos ayudarles.
Muchas gracias Blanca por comentar la entrada. Me alegro de que te haya gustado. En efecto debe visibilizarse todo lo que tienen que afrontar los migrantes hasta alcanzar un lugar en el que quedarse y porque huyen.
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