lunes, 30 de marzo de 2020

INMIGRACIÓN Y FIGURA DEL EDUCADOR SOCIAL


Foto obtenida de Pixabay

Nadie parece comprender que cuando el migrante huye lo hace de la guerra y/o de la pobreza, sin embargo, son muchos los peligros que enfrentan a lo largo del camino, ya sea la explotación, el abuso o la muerte… Miles de migrantes fallecen a la hora de cruzar mares y desiertos –tal es la desesperación por alcanzar algo mejor–. Un tercio de los muertos eran menores. Y en muchas ocasiones el cuerpo o no es encontrado o, dado su estado, es imposible dilucidar de quién se trata. Tal es el riesgo, tal es el olvido. Por eso es tan importante tenderles la mano. Son doblemente víctimas, debido a que si ya de por sí la huida de sus países de orígen es comprensible luego suelen ser presa del abuso sexual o del sexo por la fuerza. No es la primera vez que niñas llegan a Italia embarazadas fruto de la violación.


Fuente: Pulsa aquí

Es cuando el migrante alcanza su destino cuando la figura del Educador Social encuentra su razón de ser, al menos en esta contingencia. Existen tres fases: la de acogida, la de tutela y la de mayor autonomía para el individuo en cuestión cuyo objetivo no debe ser otro que valerse por sí mismo; hablamos de integración o inserción. Y ello no debe implicar en ningún momento sumisión al país de origen sino, todo lo contrario, conservar la identidad, lo que nos parece muy importante porque buscamos el enriquecimiento de la sociedad, el intercambio cultural, también la adaptación pero sin renuncia a lo que nos distingue, a la esencia porque el migrante debe ser el protagonista, el actor, en la evolución que el Educador Social ayudará a que se produzca, evitando casos de sobreprotección o victimización.

Fuente: Pulsa aquí.

Cuando hablábamos de lo anterior nos referíamos precisamente a que lo que se pretende con integración es una relación estable entre adaptación y conservación de la propia identidad. La integración, por desgracia, no solo depende del éxito por parte del migrante en la carrera de fondo que debe afrontar sino también de la propia sociedad que lo rodea que debe ir entendiendo que la convivencia con otras culturas no solo es posible, también es positiva, alimentando valores como solidaridad, en primer lugar, y tolerancia más adelante. En definitiva, el migrante no solo enfrenta peligros inimaginables hasta llegar al país de acogida, también la necesidad de integrarse en una sociedad que no se lo va a poner fácil porque si aquél debe lograr la inserción, la sociedad actual también tiene que lograr incrementar valores como la tolerancia y el respeto a las diferentes culturas, y reconocer la valía de los mismos. 

2 comentarios:

  1. Buenas Pablo!! como verás esta semana me ha tocado el rol de comentarista y me he topado con tu entrada semanal que, personalmente no me ha podido gustar más. Pues a parte de tratarse de mi colectivo favorito, los inmigrantes, pienso al igual que tu que aquí tenemos mucho trabajo por delante ya se con los inmigrantes o con la sensibilzación de la población que no en todas las ocasiones les da la mano.
    Gracias por compartir esta entrada con nosotros y ayudar a la visibilización de este gran problema y pido para aquellos lectores de tu blog que por favor se conciencies de que entre todos, con muy poco podemos ayudarles.

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    1. Muchas gracias Blanca por comentar la entrada. Me alegro de que te haya gustado. En efecto debe visibilizarse todo lo que tienen que afrontar los migrantes hasta alcanzar un lugar en el que quedarse y porque huyen.

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