martes, 3 de marzo de 2020

Crítico

Hola a todos y a todas. Esta semana me ha tocado desempeñar el rol de Crítico.
Foto obtenida de Pixabay

¡Bien! En esta ocasión hablaremos sobre el estigma social que implica sufrir o padecer una enfermedad mental.
Nadie elige pasar por esto. Si bien es cierto que el mal al que nos referimos puede estar producido por el consumo de estupefacientes y/o una vida desordenada, a veces el motivo tan solo obedece a la predisposición genética si no al cruel destino. En un principio, el mismo sujeto llega a desconocer las consecuencias de la senda que está a punto de explorar, pero este camino va a requerir de un compromiso absoluto dirigido a la superación personal. Los distintos profesionales de la salud mental son los primeros en echar un cable a la persona que se ve afectada por ello, aunque tanto la familia como aquellos más cercanos al paciente deben también colaborar en cuanto a la recuperación.


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Todo ello exige comprensión o empatía. Y ahí es donde iniciamos nuestra crítica pues la sociedad tiende a desplazar a los miembros de este colectivo entendiendo que se trata de individuos que no conviene tener cerca. Nos referimos al estigma social que acompaña a los que padecen una enfermedad mental. Así que no debería sorprendernos el hecho de que se trate del colectivo con menor índice de inclusión laboral.
Hablar de enfermedad mental con naturalidad continúa siendo un tabú, cuando hablar de ello sin empeñarse en dar rodeos o pretender ocultarlo es una forma acertada de cambiar las creencias erróneas que se tienen sobre los afectados. A lo largo de la vida cualquier individuo puede ver mermada su salud mental en un momento dado. Nadie queda exento de ello. 

De ahí que debiéramos ser más cautos a la hora de etiquetar de manera negativa a quien pasa por ello. Por otro lado, son muchos los que tienen algún tipo de lazo con alguien que cuenta con algún tipo de esta afección. En conclusión: contar con una enfermedad mental o haber pasado por ello no debe ser motivo para excluir a la persona de la vida social o laboral. La recuperación del sujeto es posible. Y evidentemente conviene a la sociedad, por el bien común, colaborar en cuanto a ello. Nadie merece ser desplazado, o tratado de modo diferente, por una circunstancia así. El respeto a la persona debe primar porque debemos ser conscientes de lo que alguien así enfrenta cada día.   

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2 comentarios:

  1. Hola compañero, esta semana me ha tocado el rol de comentarista por lo tanto me he metido en tu blog y esta entrada me ha parecido la más interesante , me parece muy importante sensibilizar sobre los estigmas de enfermedad mental ya que la concienciación sobre este tema aún falta. Un gran trabajo compañero

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  2. Hola Laura. Me alegro que te haya gustado. Como bien dices es muy importante sensibilizar sobre los estigmas de la enfermedad mental y a través de esta crítica es lo que pretendemos.

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