El pasado semestre en la asignatura: Psicología del Ciclo Vital, me mandaron ver una película de animación española muy interesante llamada ARRUGAS. Aborda no solo el tema del alzhéimer, también lo triste que puede resultar alcanzar una etapa como la vejez, donde, en lugar de seguir siendo útiles, parece ser que el anciano se convierte en un estorbo para la familia y que, de algún modo, queda en el olvido. Ya lo dice uno de los protagonistas (si mal no recordamos, Miguel) que en cuanto no servimos ni para cuidar de los nietos y llevarlos al colegio, la residencia es nuestro destino. Emilio, el actor principal de esta historia, antiguo banquero en una sucursal de barrio, presenta claros síntomas de un alzhéimer moderado, algo que desencadena el ingreso de éste en una residencia, gestionándolo todo su familia.
Trailer de la película Arrugas obtenido de Youtube
De algún modo, se produce un
abandono, aunque ya explica Antonia, compañera anciana en la residencia, en un
momento determinado, que ningún mayor debe impedir a la familia continuar. En la residencia, Emilio dará con
iguales como Miguel (su compañero de habitación), Antonia (una anciana
entrañable que recoge margarina o bolsas de té para entregárselas después a un
nieto que no comprende nada), Dolores y Modesto cuya historia de amor es
preciosa, y siempre tiene una palabra de alto significado para su cónyuge, que,
precisamente, atraviesa la última etapa de la enfermedad; o Ramón, que llega a
ser muy divertido por repetir siempre lo que escucha. Todos ellos componentes importantes en un relato que nadie podrá olvidar, a pesar de que en ello concretamente radica el problema.
Un reloj y una cartera que Emilio
pierde, a medida que avanza la historia, y que origina múltiples disputas entre
Miguel y aquél (al desconfiar), constituirá el momento de mayor éxtasis en que
Miguel lo encuentra todo por casualidad y no puede evitar llorar. Ha
comprendido lo que implica la enfermedad (lo que conlleva) y, por si fuera
poco, cuando Emilio ya se encuentra en “la planta de arriba”, algo que Miguel
pretende evitar a toda costa durante el desarrollo del filme. En definitiva, a todos les cambia
encontrarse allí (sobre todo a Miguel), alcanzando diversos destinos: Modesto
ocupando finalmente lugar en la planta de arriba, donde los casos agudos;
Dolores, acompañando a su cónyuge, aun encontrándose en mejor situación;
Antonia, en compañía de la anciana que cree viajar en el Orient Express
y Emilio, también en aquella planta, esta vez asistido por el bueno de Miguel,
que ya ve con otros ojos el infierno que tanto temía.
Espero que esta entrada os anime a ver la película.
¡Hola Pablo!, me paso por aquí para decirte que me ha llamado mucho la atención esta entrada semanal, ya que abordas un tema bastante importante que hoy en día le damos muy poca importancia.
ResponderEliminarComo bien dices, es una película que vimos en psicología y nos ha hecho ver la vida y como se sienten aquellas personas que por varios motivos deben de estar en la residencia.
Por ello, hay que concienciar y ayudar a todas esas personas que están en esos lugares, animándolos y siendo ese punto de apoyo que les falta al no tener a sus familiares cerca.
Un Saludo.
Hola Soraya. Muchas gracias por tu comentario. Estoy totalmente de acuerdo en lo que dices.
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